
Daba gusto ver a muchos despojando públicamente cada vez que los vagones de la maquina del ferro carril fallecido llegaban a la aduana, recuerdo ver a los residentes haitianos dueños de este barco llorar porque perdían sus pertenencias, que según entendí en esa época era porque no podían pagar los impuestos.
Al parecer ahora los dueños se están beneficiando 12 años más tarde con el gran impacto de la venta de metal, donde como vemos en la foto se lo están llevando pedazo a pedazo hasta que se lo carguen entero.
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